La insoportable levedad del ser.

Ando desquiciado desde hace algún tiempo. Buscaba la razón que me produce el desajuste y no la encontraba. Y leyendo aquí y allá he dado con el título del libro de Milan Kundera (tengo que descargarme el libro y leerlo). Pero es que el título se adapta perfectamente a mi desajuste: ¿qué me pasa?

¡Ah: será cuestión de los recortes de la gente esta que publica decretos sin parar en el Boletín Oficial del Estado!. Debe ser que los recortes me han quitado peso, me han hecho leve: de ahí mi insoportable levedad.

Dándole vueltas a todo, descubro además que la situación de impasse la producen también los "publicadores del Boletín Oficial del Estado". Y si busco respuestas en los periódicos diarios sólo encuentro falsedades, quincallerías y mentiras: ¡España va bien! ¡Estamos en la senda del crecimiento! ¡Al año que viene estaremos mejor que este año!

Siempre es "al año que viene..."

Pero ya tengo ganas de que llegue el año que viene a ver si votando echamos a estos falsos, quincalleros y mentirosos que publican en el Boletín Oficial del Estado.

(Mientras, busco información armado de mecanismos electrónicos, como el dibujo de arriba: es que el papel de la prensa impresa está manchado de mierda).

Domingos y fiestas de guardar: todo el día aperreao.

Eran las 08.44 horas del domingo -vamos hoy ya-.

Los "días de no madrugar" aprovecho aperreao en la cama, en varias fases. La primera fase es casi consciente pero con los ojos cerrados. Oigo los sonidos de la mañana: pajarillos que se acercan a la ventana a piar subidos a las cuerdas de tender la ropa, los ruidos de los del bar de al lado dando golpes con el bote de los dados del póker sobre las mesas y el ruido metálico de la articulación del palo de la "mopa" cuando va y viene: click - clik.

En esta fase aunque oiga sonidos reales, aún con los ojos cerrados imagino paisajes artificiales e imposibles.

Le sigue la fase en la que sigo oyendo y también entreveo paisajes reales aunque con los ojos legañosos aún. Aperreao en la cama, me restriego los ojos, me pongo las lentes y echo mano del teléfono para ver qué cosas nuevas hay por ahí.

La pega que tienen las lentes progresivas es el enfoque: si miras cerca has de mirar a través de una parte de las lentes diferente de la parte de mirar lejos. Tumbado es muy dificil leer y esta postura acaba produciendo mareos.

Luego ya toca levantarse; pero los domingos no me apetece nada hacer nada.

Creo que estoy contagiándome del perrillo: Kuki, sí, tú: no mires para atrás, que la culpa es tuya completamente.

Son las 14.22 horas del sábado.

Acabo de sentarme para descargar las fotos del recorrido ciclista por las calles de Alicante, de ayer por la tarde.

¡Papi: venga, ven, que la comida está puesta!

(Cosas que se leen y que son verdad-verdadera: 
Oye ¿tú, haces todo lo que te dice tu mujer?
¡No, que va!
(No me da tiempo...)

Pues eso: no me da tiempo -acabo de oír decirme por el pasillo: ¡Papi la comida está en la mesa, se está enfriando!

Toda la mañana cambiando las lonas de la mecedora: las verdes aún hubieran aguantado otros quince o veinte años más -es tela verde de buena calidad-, pero mira: ¡a cambiarlas!. (Aquí está la muestra de mi trabajo de esta mañana).

Después de comer me pondré a descargar las fotos del recorrido ciclista de ayer. Hasta pronto.

ROMA.- El desfile eclesial- Federico Fellini.

Llego tarde a todo: allá al inicio de los años setenta -del siglo XX, claro- se hablaba ya de hacer más corto el servicio militar obligartorio (o incluso de hacerlo desaparecer y que fuera voluntario). Pues ¡hala: dieciocho meses de "mili". Poco años después, dejó de ser obligatorio.

Vivía de alquiler: se publicaba que iban a subvencionar los alquileres. Dejé de vivir de alquiler y compramos una vivienda. Al poco de comprar la vivienda, empezaron a dar subvenciones a los que pagaban alquileres.

...y así, algunas cosas más.

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